13 de marzo de 2013

Suenen campanas que ¡Habemus Papam!



¡Habemus Papam! Que gran alegría, La Iglesia tiene un nuevo guía y con pocas frases y la humildad que sólo un gigante del espíritu puede tener nos ha robado el corazón a muchos. ¿Lo hemos notado? Puso a rezar junta a la Iglesia entera, por unos segundos unió todos los corazones de los creyentes que lo escuchaban diciendo al Padre  “hágase tu voluntad”; jajajajaja sin darnos cuenta ya nos ha hecho firmar las letras chiquitas del contrato y nos ha forzado con una delicadeza única a bendecirle en nombre de Dios. No se cumplió ninguna de mis teorías de papables, bendito sea el Espíritu Santo pues ninguna me hubiera dado la alegría que me ha dado la sorpresa que Dios nos había preparado en el ¡Larga vida a Francisco I!

Paso ahora a contar la aventura que implicaron para un servidor las primeras horas de nuestro nuevo Papa.

Acto I: Estaba en la oficina (cosa rara jajaja) cuando la hermana de la secretaria nos llamó y dio la noticia del humo blanco. Salté de la silla y parado puse en vivo por la laptop la trasmisión de la “fumatta”. Luego de la emoción primera corrí afuera y me puse a dar campanadas hasta que no pude más, toque lo más fuerte que pude, jajajaja, quería que los ecos volaran por el ejido.

Acto II: llamar al párroco (que andaba a la ciudad) todos los ministros y encargados de las capillas en los ejidos para que repicaran las campanas (recuerden que tengo 12) y anunciaran la alegría. Pero ¡oh sorpresa! No contestaban, no los localizábamos a todos así que dije a la secretaria, cierra la oficina y vámonos a los ejidos a tocar nosotros. Dicho y hecho, salimos volando en mi carro, con el radio puesto en el acontecimiento y mientras ella seguía tratando de localizar a los encargados o quien fuera en cada ejido para que tocara.

Llegamos a Hidalgo, me brinqué el cerco jajajajajajaja, y toque con ganas y con alegría, llegó el encargado le pasamos el mitote, le pasé la campana y brinqué el cerco de nuevo para irnos jajajaja, de la emoción ni las llaves traía. De allí a Jalapa, la campana es grande y muy accesible, me permitió repicar a gloria, disfruté tanto los ecos del repique que ni me acordé de que había mas ejidos jejeje. De allí a Saltillo, me subí al segundo piso de los salones para poder manejar la campana mejor, con el radio en el carro. Haciendo malabares para subir el mecate a donde quería tocar. Allí llego la noticia de que el papa salió al balcón. Para esto aclaro, por donde pasábamos en lo ejidos yo gritaba ¡hay nuevo Papa! Jajajajaja.

Acto III: nos juntamos en la calle junto a mi carro la secretaria, doña Lupe la ministro de Saltillo y yo. Como el locutor no traducía yo les traduje todo el mensaje jejejeje, que hermoso cuando oí que cardenal era, más hermoso cuando escuche su nombre, ¡un Papa Poverello! Pero me enamoró cuando yo esperaba su gran discurso y el humildemente inició “Padre nuestro…” me hizo sentirme cercano a Él, me hizo sentirme cercano a todos lo que son la Iglesia donde quiera que se hallen. Desde una calle polvosa del Ejido, a medio día, junto al radio de un carro tres simples creyentes orando con el Papa y pensé; cuantos creyentes están como nosotros frente a un televisor, una computadora, un radio o u megafon escuchando lo mismo que yo, rezando junto a mí con el Papa, en ese momento recordé lo que es ser Católico.

Recordé a mis compañeros de seminario en los tiempos de Roma y me los imaginé en sus propios países, es sus propias aldeas y ciudades, en el campo, en la jungla, como yo, rezando junto a sus fieles. Me recordé que en Viet Nam, China, Camboya, India, Siria, Eslovaquia, Ruanda, Camerún, Argentina, Irlanda, Haití y muchos rincones del planeta tenían compañeros en sus comunidades rezando con nosotros y los volví a sentir cercanos, porque esa es la verdadera Iglesia, la que nos une a todos junto a la Cabeza. Volví a la parroquia, subí al techo y volví a dar de nuevo las campanadas de gloria hasta que regresó nuestro párroco.

Saldo de las dos primeras horas de papado: camisa rota al saltar un cerco, zapatos rotos terminados de romper, manos ampolladas de repicar campanas. No puedo quejarme.

Epílogo: Todos en estos días dieron su opinión sobre cómo debía ser el nuevo Papa, sobre cómo se debía renovar la Iglesia, sobre cuál era el perfil de un Papable, todos creyentes y no creyentes, católicos y no católicos. Nadie en la Iglesia se asustó de eso, ningún cardenal se sintió ofendido, menos aún se indignó de que se dieran opiniones. Pregunta y justicia, el nuevo Papa dará su mensaje, la Iglesia volverá a dar sus “opiniones” (lo sé son verdades) ¿Van a darle a la Iglesia la misma libertad para “opinar”? ¿No se van a indignar si la Iglesia y el Papa “opinan” como debe ser el nuevo mundo, la nueva sociedad?, ¿escucharan con tolerancia la “opinión distinta” de la Iglesia sin taparle la boca o caer en victimismos y reproches? No soy tan iluso para creerlo, pero no está de más recordarle al mundo que será hipócrita y nos negará otra vez las libertades que tanto "defiende". †

3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con el Epilogo Padre,
    yo tambien estoy feliz de que ya tenemos papa :) y me conmovio mucho la sencillez y humildad del Papa Francisco al pedir oracion por el papa Emerito Benedicto 16 y tambien que el pueblo oraraos por el, eso a mi parecer es un gesto de humildad. saludos Dios le Bendiga paz y bien

    ResponderEliminar
  2. Mil felicidades a toda la Iglesia Catolica, en hora buena llega Francisco I.
    Excelente narración y manera de explicar todo Padre, si no se me enchino el cuero unas 15 veces al leerlo no se me enchino ninguna.
    Bendiciones para usted Padre para que nos siga alegrando con sus ocurrencias.
    Saludos desde Mexicali.

    ResponderEliminar
  3. http://www.youtube.com/watch?v=0W3SRq349r4
    Habemus Papam!

    ResponderEliminar