8 de abril de 2013

El Manto, la Túnica y la pelea por las sobras de Jesús



La Semana Santa tuvo bien a regalarme muchos momentos hermosos en lo pastoral, pero también en lo espiritual.  Una de esas reflexiones quiero compartir. Durante la celebración del viernes mi atención se puso en un detalle especial, el momento en que los soldados se reparten las vestiduras de Jesús partiendo el manto pero dejando la túnica en una sola pieza. Para los que no la conocen bien reproduzco la cita del evangelio:

“Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron su ropa y la dividieron en cuatro partes, una para cada soldado; aparte la túnica. Era una túnica sin costuras, tejida de arriba abajo, de una pieza. Así que se dijeron: ---No la rasguemos; vamos a sortearla, para ver a quién le toca. Así se cumplió lo escrito: Se repartieron mis vestidos y se sortearon mi túnica. Es lo que hicieron los soldados. Jn. 19,23-24


Hay tres elementos sumamente interesantes para recalcar: El Manto, La Túnica inconsútil, los soldados y la Cruz. El manto en el mundo antiguo significa la doctrina o la enseñanza de un maestro, así cuando Eliseo recibe el manto de Elías significa que continuará sus enseñanzas. De hecho cuando un maestro cubría con su manto a un alumno significaba que había recibido toda su enseñanza o palabra y estaba listo para ser el mismo maestro. La Túnica Inconsútil era una vestidura reservada a los sumos sacerdotes significaba la pureza de una verdad de Dios que no tiene remiendos ni dobleces, es Una. Sólo sacerdotes podían usarlas, no eran valiosas por lo monetario, sino porque hacerlas tomaba mucho tiempo y dedicación. En este caso es también un signo del sacerdocio de Cristo. Los Soldados, por ahora solo indico el significado de la palabra, el que recibe sueldo o paga. La Cruz, toda la escena se da en torno al crucificado y el texto hace énfasis que Jesús ya estaba en la cruz cuando la escena ocurre, también tomará esto su sentido.

¿Cómo se combinan estos elementos? Muy simple, tenemos actualmente una epidemia de “iglesias verdaderas” y de “evangelios completos” y de hombres o grupos que se proclaman “legítimos” herederos de la enseñanza de Jesús y de la salvación (nomas en mexico 6,500 grupitos de esos). En todas estas “Iglesias” me pareciera ver de nuevo a los soldados peleándose por los pedazos del manto (palabra) de Jesús y digo bien soldados porque negaran todo lo que puedan de la doctrina, sacerdocio, eucaristía, María, crucifixión, bendición, confesión, infierno pero no he conocido una sola que rechace el Diezmo jajajaja, así que la expresión soldado (a sueldo) cuadra bastantante bien.

Cada “iglesia” se arroja furtivamente sobre alguna parte de la enseñanza de cristo y la presenta como si fuera el manto completo, arrancan a pedazos la parte que es fácil de vivir sin compromisos y la presumen como muestra de que son los herederos “legítimos” del todo. Y así ¿no gusta el perdón de los pecados?, lo arrancamos del manto, fácil; eso del cargar la cruz y morir como que asusta, arranquemos ese pedazo también santo remedio y eso de “dichosa tú María”, pues también, no sea que se hagan católicos; y el “hagan esto en memoria mía”, ¡una raya más al tigre! Fuera también; ¿y el sueldo? Nuncamente jajaja, ese pedazo les ha tocado a todas.

En lo otro que tanto se parecen a los soldados es en ese rechazo e ignorancia hacia el crucificado, vueltos a la repartición de sus trozos de enseñanza ignoran totalmente al que está en la cruz, que es el que salva y no su manto por sí mismo. Y así los hay desde los unos que niegan hasta la existencia de la cruz misma, hasta otros que desconociendo la escritura hacen un divorcio entre Jesús y la Cruz, esa misma que hay que tomar para ser discípulos, pobres aquellos que diciéndose cristianos no saben aceptar ni valorar la cruz.

El Manto, decía, es signo del sacerdocio de Cristo y como vemos ninguno de los soldados se ha atrevido a adjudicárselo, están conscientes en el fondo de lo que son, mercenarios a sueldo y no puente-entre-Dios-y-los-hombres (definición simple del sacerdocio). Por eso lo tiran a suertes, porque nadie de ellos puede poseerlo, ni lo poseerá jamás. Por eso siempre a esas “Iglesias” les acompañará el odio al sacerdocio, porque saben que es la herencia más grande que Jesús dejó en la tierra y jamás podrán poseerla y la salvación que ofrezcan  al mundo nunca será sólida, segura sino “a la suerte” como lo hacen los soldados.

Solo podrán ofrecer un pedazo de la túnica raída de una biblia leída a medias y nunca la belleza del manto inconsútil de la verdad plena de la Iglesia transmitida en el sacerdocio por medio de los apóstoles. El manto inconsútil podrá ensuciarse a veces, pero nunca se descoserá, porque no está unido por palabras humanas, sino por el que es Todo Uno y es la Palabra. Los que se aferran al manto seguirán rasgándolo y rasgándolo hasta que se queden cada vez con menos, dividiéndose y dividiéndose porque rechazaron al que es Uno con su Iglesia.

Hermanos, hemos nacido católicos, poseemos la belleza de ese manto sin costuras del sacerdocio que sólo le pertenece a la Iglesia, no lo vendan ni lo cambien por un pedazo raído del manto que el día de mañana seguirá dividiéndose hasta que quede en nada. Quienes sólo han conocido un pedazo del manto, no titubeen, déjenlo ir y atrévanse a conocer la belleza que encierra la verdad de la Iglesia que en Cristo es una sola cosa.

4 comentarios:

  1. Algo para reflexionar muy interesante

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  2. Una muy buena cronica

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  3. Saludos desde Argentina

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  4. Qué horrible , se sortearon las pertenencias de Jesús. Prácticamente un robo, porque Jesús era inconsciente de este suceso, el hubiera querido que le entreguen SUS PERTENENCIAS A SU MADRE. Y NO SER LA BURLA DE SUS ENEMIGOS.
    ME IMAGINO QUE EN ESE TIEMPO DIOS HABRA CASTIGADO A ESOS SOLDADOS, PORQIR LA JUSTICIA DIVININA SIEMPRE ALCANZA A LAS PERSONAS.

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