24 de diciembre de 2012

Feliz Navidad, bendito el que viene a nuestro encuentro


Bueno aprovechando que es ya noche buena quiero compartirles antes de que se me lleguen a olvidar algunas de las experiencias de estos días, esperando que ya todo esté listo en sus casas para una hermosa navidad.  Han sido las posadas con su respectiva comedera y que todas las señoras te estén ofreciendo absolutamente todo lo que se les ocurre hasta que te engorran de tanta amabilidad jajajajaja. La posada que más disfruté fue la de toda la comunidad, vino muchísima gente, no solo de los movimientos sino de todos los ejidos y la gente que sin pertenecer a un grupo a movimiento o grupo persevera en la eucaristía. Bailamos un chorro, hasta que el padre Juan casi nos apaga el sonido jajaja, todavía barriendo y recogiendo basura bailábamos.

22 de diciembre de 2012

La Carta que Nunca debió Existir


Bueno es 22 de Diciembre y el mundo sigue aquí, tristemente ayer siendo el mero día no tuve ni un solo momento para sentarme a escribir el artículo, pero “Dios cuida a sus animales”, ayer los noticieros me dieron más material para escribir así que escribo la carta que nunca debió existir (según los mayas).

Antes que nada estoy algo decepcionado porque quería escribir mi último artículo en medio de meteoritos que caían y descabezando zombies, pero no se puede tener todo en este mundo. También porque tantos años de preparación experimentando que plantas son comestibles, puliendo las artes de cazar cachoras y pichones y las horas invertidas a mí arco las últimas semanas no pudieron dar sus frutos. ¿a qué han servido tantas horas de la adolescencia invertidas en residente vil y tantos ratos libres invertidos en the walking dead”? decepción pura.

11 de diciembre de 2012

La Ciudad que Mató al Teletón



Hoy mi intención no es cuestionar a este evento mexicano, sin embargo la incurable costumbre de estar leyendo entre líneas me lleva a hacerme unas reflexiones que deseo compartir.

Sin cuestionar otros intereses que se involucren en él, la idea que mueve al Teletón, es buena y loable; sin embargo tristemente, en ocasiones tendemos a hacer separaciones ilógicas en la mente entre eventos e ideas que mueven nuestra vida. Explico, no entiendo que en la misma ciudad y la misma gente que en Teletón lloran por ayudar a niños especiales, les llama angelitos, personas valientes, valiosas, y les hacen documentales, lloran con su ejemplo y demás mercado de sentimientos fugaces, si bien no malos. Al ver a ese mismo niño en un ultrasonido o una ecografía tan sólo unos meses antes, con toda la frialdad del mundo y hasta con una hipócrita satisfacción de sentirse con un pensamiento moderno y plural, dicen: —Señora, su “producto” viene con malformación, abórtelo, para que vive una vida indigna—, o —Hay comadrita, que caso tiene que venga a sufrir al mundo, mejor háganse un favor los dos— o muchas otras frases que me repugnaría repetir pero existen.

3 de diciembre de 2012

La Leyenda del padre sin cabeza, la cachora y el policía invisible

        Si me tardo en escribir apúrenme, no quisiera perder el hilo del blog, bueno, por ahora actualizo las aventuras de estos últimos días.

        Nunca imaginé estar en medio de una situación que diera pié a una nueva leyenda urbana, sin embargo así sucedió, nos visitó el padre sin cabeza en el ejido Veracruz, quien lo llevaba a un lado da fe y testimonio de ello. Lo que sucedió es que levaba mi alba blanca recién lavada en un gancho y además le había puesto la estola morada para no llevarla en la mano y al llegar a la capilla llevaba el gancho levantado a un lado mío de frente a la gente, una señora me vio de lejos y pregunta a la muchacha de al lado, ¿Qué padre viene acompañando a padre Álvaro?, la muchacha se fijo y se asustó porque no le vio cabeza al otro padre que no era ni mas ni menos que el alba en el gancho de la ropa. Pobrecita la señora, nos reímos hasta que nos salieron lágrimas del cura sin cabeza, jajajajajaja, ha nacido una nueva leyenda.

        Luego en esa misa, hablando un poco sobre los ángeles le pregunté a los niños –niños, ¿quienes son esos seres invisibles a quien Dios les encargó proteger a las personas?– y al modo de siempre contesta un niño –¡Los Policías!–, jajajaja, para ponerle sal a la llaga ese día el policía del ejido había ido a misa, ni modo no como componerle, benditos niños.