23 de enero de 2024

La Vida Nocturna de los Curas

            

En mis primeros años como sacerdote no me atrevía a tenerla, pensando que un buen padrecito siempre tiene que estar temprano en su casa, pero debo confesar que conforme pasa el tiempo se vuelve cada vez más importante en mi vida tener una frecuente vida nocturna. Ya con unos años de sacerdote encima, doy fe de que no hay vida sacerdotal sana que no tenga sus buenas dosis de vida nocturna.

            Pero como podrán ya suponer, antes de que se infarten los sanedrines, la vida nocturna del sacerdote es distinta a la del mundo. Es toda esa labor pastoral que de manera espontánea o por bien de las almas termina dándose de manera más natural (y fructífera) en la noche. No la inventé yo, la inauguró Nuestro Señor Jesús cuando recibió a Nicodemo y cuando pasaba la noche en oración.

            Entonces, esa vida nocturna que llena de fuerza, de sentido la vida del sacerdote se presenta de muchísimas maneras: las más obvias y frecuentes son las celebraciones de exequias por los difuntos, acompañar a las familias en esos momentos; aunque sea tarde en la noche o muy de madrugada, nunca dejar sin acompañar a esas familias. Me ha tocado muchas veces iniciar exequias a las 11:00 pm o a las 6:00 de la mañana.

            Otra actividad nocturna es ver enfermos y moribundos, mi consejo es siempre mejor ir tarde que al día siguiente, es duro saber que falleció una persona sin sacramentos porque dijimos “voy mañana”. Me ha tocado andar en el hospital en la madrugada o salir a ver enfermos graves a colonias “bravas” y terminar viendo a muchos enfermos cuando sólo iba por uno.

            Creo que el caso más hermoso que he vivido en esta línea es una persona desahuciada de cáncer, sin bautizar, que había sobrevivido 6 veces antes al cáncer. Me pregunto por qué Dios le permitió sufrir tanto esa enfermedad; yo le conteste que porque en dureza de corazón nunca buscó a Dios en su dolor y le permitió vivir hasta ese día para morir como hija suya. Pese a lo que muchos creerán, mi respuesta la puso muy feliz.

Duré varias horas con ella dándole una versión condensada del catecismo, le pregunté si quería morir como hija de Dios, dijo que sí y la bauticé; murió feliz a los pocos días, me dijo su hija, oyendo el rosario.  De día mil cosas, el celular, la oficina, la parroquia, las juntas, etc., no me habrían permitido lo que pude hacer durante la noche. Dichosa vida nocturna.

Otros tipos de vida nocturna, son: pasar la noche con Nuestro Señor, llevar alimento y cobijas o aliento a los pobres y vagabundos, acompañar a la gente de su comunidad en sus funerales, no solo en el ritual. 

El mundo laboral es tan duro que hay personas a las que resulta todo más fácil en la noche, si uno está dispuesto; me ha tocado bendecir casas a las 9:30 de la noche, con tal de que este toda la familia. Una vez hice presentación matrimonial a las 9:00 pm porque sólo a esa hora podían los novios sin quemar otro permiso del trabajo.

Hasta aquí algunas muestras de lo fecunda que puede ser la noche para un sacerdote, me atrevo a decir que hay algo en la noche que hace que el alma este más dispuesta a Dios, así como el alma de Nicodemo. La noche entregada a Dios de esta manera, enciende y fortalece el alma del sacerdote cuando está dispuesto a ella. No es buscar deliberadamente que todo sea estas horas, simplemente estas disponible cuando el espíritu y las almas nos llaman a esas horas, como el amigo que pedía tres panes.

El espíritu aleteaba en las tinieblas para dar luz a la creación del mundo, que no temamos a la noche para ser luz que de vida a muchas almas para Cristo. Amén.