Me sorprende la rapidez con la que la Iglesia
ha adoptado medidas para mostrar su disposición a evitar que se propague el
virus, llegando en algunos países y diócesis a limitarlas misas y el culto
público.
Me sorprende y les soy sincero, me escandaliza,
me confunde me entristece, porque me vienen a la mente varios pasajes que Jesús
mismo nos dejó en el evangelio y que debieran tener peso en la decisión que se
está tomando:
«Y no temáis
a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel
que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna»
(Mt 28,10)
«Yo soy el
pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el
pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»
(Jn 6,51)
No
es que considere una pandemia algo serio y grave; el problema en que no estamos
dejando suficientemente claro como Iglesia de Cristo una verdad simple y clara:
Que la Vida Eterna y el Pan del Cielo
son tan valiosos que ni siquiera una amenaza de este tamaño debe distraernos de
procurarlos ni ponerse por encima en nivel de importancia.
La Vida
Eterna es tan importante que Cristo nos animó a perder todo antes de correr el riesgo
de perderla. Por lo tanto, todo lo necesario para conseguirla es importantísimo.
de allí que, al privarnos del Pan de
Vida por el riesgo de contagio, hacemos parecer a creyentes y no creyentes
que es más importante esta vida que la eterna y que le tenemos más miedo a la muerte que esperanza en el cielo.
Tristemente
los católicos al actuar así nos
mostramos precavidos para las cosas del mundo, pero ciegos y necios para las
cosas de cielo. Y estamos desperdiciando una oportunidad privilegiada para
que el mundo crea en el valor de los tesoros del Cielo.
Los
pastores al actuar así precipitadamente hacemos parecer que “cuidamos” al
rebaño porque comemos de él o le tenemos afecto; pero no que Guiamos al rebaño,
hacia los pastos del cielo. El rebaño se
debe cuidar, pero no dejado a la intemperie de este mundo, se debe guiar pues el
establo del rebaño no está en este mundo.
En
cuanto a comulgar de la mano, como sacerdote debo obedecer las disposiciones de
mi conferencia. Pero no oculto que me causa mucha violencia mental; precisamente
porque el fin último de la Liturgia es Glorificar a Dios y Santificar (llevar
al cielo) al hombre. La Iglesia siempre ha sido clara en que sólo las manos
consagradas deben tocar al Señor Vivo.
Me vienen a
la mente los signos del antiguo testamento con las prefiguraciones: a Moisés le
dijo: “quítate los zapatos porque el suelo que pisas es santo” (Ex 3), era
desierto (víboras, espinas, calor), la integridad de Moisés no estaba por
encima de la Gloria de Dios. Cuando David llevó el arca a Jerusalén (2 Sam
6,1-17), los bueyes resbalaron y Ozá (seguramente por precaución) tocó el arca para
que no callera, Yahvé se encolerizó con el y lo fulminó allí mismo. ¿No queda
claro?, la Gloria y Santidad de Dios es
tan grande que ni por “precaución” en beneficio del arca se le permitió
tocarla; ¿Acaso la precaución en beneficio del hombre es más importante?
Si eso era
con la tierra y el arca, el lugar que contiene a Dios y donde se manifiesta, ¿no
será acaso así con la eucaristía donde esta Verdaderamente? De nuevo, creo que
estamos mandando el mensaje equivocado al mundo.
Al contrario:
“el Pan
del Cielo es tan necesario para la Vida Eterna, y esta vida es tan poco
importante en comparación que estoy dispuesto a arriesgarme al contagio que a dejar
de Comulgar”.
“la Gloria de Dios es tan importante que mi
seguridad e integridad salen sobrando, estoy dispuesto a tomar el riesgo de
contagiarme con algo que mata el cuerpo que dejar re reverenciar, de rodillas y
si tocar con mis manos indignas al Pan de vida Eterna”.
Qué oportunidad tan grande estamos
desperdiciando para que el mundo crea.
Algunos dirán, si admiro su fe padre, pero
debemos respetar también a los que no creen y las disposiciones de las
autoridades. Respondo con el evangelio: "¿de qué le servirá al hombre ganar el
mundo entero, si pierde su alma? "(Mt 16,26)
¿De
que le sirve a la Iglesia prevenir al mundo del Coronavirus si no lo salva de
pecado?, ¿de qué le sirve a
la Iglesia ayudar al mundo a cuidar esta vida, si no lo prepara para la
siguiente?
Ciertamente es una Iglesia que ya no se
acuerda para que está en este mundo.es una Iglesia que ya no recuerda que debe
agradar a Dios antes que a los hombres y a los reyes de este mundo. Pero en algún momento nos perdimos la
cabeza y nos preocupa más “no ofender” a todo el mundo que a Dios.
¡Gracias!
Gracias Coronavirus,
de verdad, por permitirnos ver que hemos olvidado la Gloria de Dios y nos
preocupa más proteger nuestra vida.
Gracias
Corona virus por permitirnos ver que no asusta más la muerte que el desobedecer
a Dios.
Gracias,
por darnos cuenta de que le tenemos más miedo a infectarnos de un virus que de
los vicios y los pecados.
Gracias porque
nos dimos cuenta que nos instalamos con comodidad en este mundo y ha tiempo ya,
que dejamos de caminar a la vida eterna.
Gracias por
visitarnos en cuaresma, para que de verdad nos convirtamos.
Gracias, al fin, por que, de nuevo, los discípulos,
estamos escondidos a puerta cerrada, por miedo a la pandemia, a desentonar con
el mundo, a la muerte, a los gobiernos, a ser incomodos, a…
Porque en un puñado de temerosos bajó el
Santo espíritu y saliendo por el mundo lo ganaron todo para Cristo.
He aquí un puñado de cobardes, ¡Ven Espíritu
Santo! †