Con
un poco de retraso (fue el 17 de marzo) escribo para celebrarme mi tercer aniversario de sacerdote;
la vida parroquial
estos 3 meses han sido como un huracán jajajajaja, actividades
al por mayor y además de todo dándome el lujo de andar organizando retiros en
el proceso.
Volteo para atrás
y miro que ha sido un año hermoso, lleno de satisfacciones y de momentos
espiritualmente bellos y también humanamente divertidos. Desde ver rostros
nuevos en la comunidad ya son rostros viejos jajaja hasta satisfacer una de mis
curiosidades evangélicas: vivir la procesión de domingo de ramos sobre una
pobre mula.