8 de julio de 2013

Días de reencuentro con pequeños placeres de la vida

Bueno hace una semana que estoy de vacaciones y ya es tiempo de poner las historias o se acumulan. Aunque prometí que lo primero que haría es ir a una carreta de mariscos por algún motivo aún no lo he hecho, pero sigue en la lista de prioridades. Los primeros días los he pasado entre familia, con mis papas mis hermanas y en la catedral con los padres y recorriendo mis calles viejas.

Llegando el primer día me fui con mi mama y mi hermana menor a los tacos dorados de carne con papa y su consomé con chile chiltepín, una delicia no fácil de conseguir en Mexicali. El martes fui a catedral, donde he estado celebrando la misa de 7:00 am para no perder mis vacaciones echado en la cama y darle prioridad al Señor en las vacaciones. He disfrutado de pequeños placeres que la sólo el extrañar la ciudad de uno puede dar, placeres tales como viajar en un Toledo a máxima velocidad agarrado hasta los dientes en las curvas mientras oyes unos corridasos de Chalino Sanches. Ver como la gente se saluda en la calle y que puedo sacarle plática a un perfecto extraño; encontrarme en la calle con los mismos vendedores ambulantes y los mismos vagabundos amigos de siempre (descansen en paz tarzan y superbarrio). Escuchar gente con acento bronco y sierreño sin cansarme jajaja. Saber que Culiacán no deja de tener algo de rancho y con media hora en las escaleras de catedral siempre pasa un conocido; esos son los placeres que me he estado dando estos días y el dinero no puede comprarlos.

2 de julio de 2013

El ataque de los gatos asesinos, mi primera vez y una muerte que da vida

Aclarando que ya estoy en Culiacán narro los últimos acontecimientos que me pasaron en Mexicali antes de venirme. Después narraré las aventuras que vayan sucediendo en vacaciones.

Desde hace tiempo le había prometido un gato al señor Obispo, gato que recuerdo me robaron, así que tuve que conseguirle otros, se los llevé el viernes pasado. La primera aventura fue agarrarlos, un macho gris y peludito fue fácil, pero además le llevaba para que escogiera una hembra blanca de ojos azules, esa corrió por toda la casa, se metió a una bodega, luego debajo de un carro y así me traía como loco persiguiéndola por la casa donde me la regalaron. Ya que los agarré me fui a la ciudad, pero como era temprano para la cita con el señor Obispo llegué a visitar a una familia amiga. Bajé los gatos y los metí a la casa, pero la blanca corrió como loca y en un descuido de la puesta abierta salió a la calle y se metió a una casa; allí me tienen tocando para que me dejaran entrar por ella. Y aclaro además de lo nerviosos que iban los gatos no quisieron beber nada de agua y era un calorón.

 Lo bueno vino cuando ya me los llevé a con el obispo, aclaro que mi carro andaba descompuesto del aire acondicionado y por obvias razones no podía llevar los vidrios abajo, los gatos empezaron a maullar como locos y a brincar por todo el carro, maullaban sin siquiera cerrar la boca para agarrar aire; uno se me metió debajo del acelerador jajajajaja y cada vez que aceleraba gritaba pero no podía pararme a sacarlo por el tráfico. A medio camino se me empezaron a subir encima y los aventaba al asiento de enseguida, luego se me trataban de meter en las axilas jajajaja uno en cada una y no me dejaban ni manejar, quise bajar poquito un vidrio y la gata blanca brinco como loca contra la ventana jajajaja, así que mejor me fui así y ya al final con un gato arriba de mi cabeza y el otro en el hombro sin dejar de maullar, ¿Qué pensaría la gente que me haya visto? Jajajajaja, no hay remedio con uno.

El sábado fue mi primera vez, fue hermoso jajaja, si fue la primera vez que voy a estados unidos manejando yo (y sin licencia) jajajaja, fui a comprar algo de ropa para mí y le compré sus regalos de graduación y de cumpleaños atrasados a mi secretaria. El hecho de manejar allá ya comprobé que no es nada del otro mundo pero en la tienda de ropa pasé un tremendo trauma jajajaja. La tienda estaba a reventar de gente y la fila para las cajas estaba larguísima, como llevaba para mi puras camisas de vestir talla “L” se me hizo fácil no ir a los probadores y medírmelas mientras hacía cola, al modo discreto de siempre haciendo bromas que la gente podía oír jajajaja. ¡Oh triste realidad!, ninguna de las “L” me cerró, y por las alucines que yo mismo hacia a mi talla ya los de alrededor habían parado oreja, así que lleno de tristeza ante las miradas de la gente dije, ni cómo defenderme, hoy he descubierto que soy una persona más grande de lo que yo creía jajajaja y en medio de las risas de la gente fui con amarga tristeza a cambiarlas por “XL”.

Para ahogar las penas y celebrar la nueva talla me llevé a doña maggi, la señora que me acompañó al “olive garden”, un restaurant italiano pero resulta que ya sentados me di cuenta de que me quedaba menos dinero del que calculaba, y el lugar no era caro pero tampoco barato. Empezamos a darle vueltas a la carta jajajajaja y mejor me dejé de cosas y le dije a la mesera, mire señorita, al grano, ya me acabé los dólares en las tiendas y nomas tengo 30 dlls ¿qué podemos comer?, nos trajo una carta de un paquete de 25 dlls, ya que nos trajeron los platos era un mundo de comida, comimos como reyes (¿reyes porcinos quizá?) y hasta sobró, pero resulta que con las bebidas, se me pasó la cuenta y doña maggi estaba lista para correr jajaja, yo le dije, momento, me levanté y fui a la mesa de enseguida y le cambien pesos por dólares y asunto arreglado jajajaja. Y hasta nos sobró comida para llevar a la casa.

Por último una de las experiencias más tristes (pero con la esperanza de la fe) que he tenido en la parroquia. Ese mismo sábado celebré el funeral de una muchacha de unos 23 años que había casado hace 6 meses, eran ella y su esposo muy asiduos a la misa, faltaban pocas veces y además ella acababa de dar a luz  e ir a llevar los papeles para bautizar hacía bastante poco. Si tenía una enfermedad crónica pero la muerte fue inesperada y repentina para la comunidad. El templo estaba lleno pues las circunstancias hacían muy dramática la muerte. Elegí el evangelio del “pan de vida que da vida eterna” y en la homilía solo le dije una cosa al esposo, ¿comulgaron juntos el domingo pasado?, -si- respondió, ¿y el antepasado?, -también- me afirmo, ¿y uno antes de ese? –también padre-. ¿Crees que la eucaristía da vida eterna? -claro que sí-, le contesté: entonces sabes que tu esposa ya tiene esa vida eterna, que esa sea tu fuerza y tú esperanza en este dolor.

Luego me volví a la gente y le dije, es verdad, nos cuesta entender su muerte, era joven, se acababan de casar por la Iglesia y acababa de ser madre, acaba de terminar su escuela y tenía muchos proyectos y sueños; pero lo más grande de ella es que en medio de todo eso supo tener todo listo para la vida eterna, no hizo su planes y dejó al final los de Dios, vivió esta vida teniendo lista ya desde joven la vida eterna. Esa es la vida del creyente, tiene sueños, ilusiones pero no deja al último la salvación sino delante y en medio de todo. No esperen a ser viejos, a no tener obligaciones laborales para buscar la salvación, como ella, ténganla lista en todo momento.

Y esto lo creo y ella me lo ha reafirmado, la salvación eterna no se busca luego de realizar nuestros proyectos, planes y sueños; por el contrario debe ser la base firme desde la que nuestros proyectos, nuestros sueños se realizan desde Dios y teñidos de vida eterna. No dejemos la salvación para el fin de nuestra vida, vivamos siempre con la salvación segura, como esta hija mía que nos ha dejado, Descansa en Paz querida Mara, nos veremos en el Cielo. †


P.D.: el domingo su esposo fue a misa comulgó y llevó a presentar ante Dios al recién nacido, eso es ejemplo de la esperanza que sólo Dios puede dar.