
No
es que sea remilgoso o amargado, sino que en las palabras dejamos ver lo que
las cosas de verdad significan para nosotros. “Echar agua porque pasan cosas”
me diera la impresión de que el agua bendita no pasara de un mero insecticida
que vas y agarras de la tienda y lo avientas para espantar cucarachas o
cualquier otro bicho; creo que el agua bendita merece un trato y un respeto más
digno que el de un mero repelente de “cosas”.
Metamos algo de doctrina del catecismo antes de continuar: (si
son flojos para leer saltar al sig. párrafo)
1. El
Agua Bendita (como sacramental) no confiere la gracia del Espíritu Santo a la
manera de un sacramento pero, por la
oración de la Iglesia, preparan para recibir la gracia y cooperar con ella.
(cat. 1670)
2. Prolonga la vida litúrgica de la Iglesia, pero no
la sustituyen. (cat. 1675)
3. Por
la condición de bautizados, los fieles
pueden presidir ciertas bendiciones (cat. 1669), pero el código de derecho
de la Iglesia añade que sólo lo pueden hacer laicos con las “debidas cualidades” a Juicio del obispo o párroco y usando las
fórmulas de bendición aprobadas por la Iglesia (Cfr. CIC 1168).
Ahora
sí, primera cosa: ¿Es cualquier gente que no lleva una vida de fe y
sacramentos, que nunca va a la Iglesia y que se aconsejó por la vecina que hace
limpias o por un capítulo de la rosa de Guadalupe la persona adecuada para “echar
agua”? no lo creo, no es lo mismo fe que superstición, y para bendecir hace
falta fe. (Punto 3)
Segunda:
decíamos que el agua prolonga la vida litúrgica, no la sustituye, entonces ¿tendrá
efecto la “bendición” de quien no tiene intención de formar parte activa de la
vida de Iglesia? ¿Realmente será suficiente echar “lo malo” fuera si no hay
intención de dejar entrar “lo bueno”, es decir la conversión? Cuando agarramos un signo sagrado y según
la necesidad y aplicamos el “hágalo
usted mismo” inventando oraciones
y ritos (cuando no usando las de
brujos) sustituimos la función de la Iglesia y en ese todo objeto o signo bendito pierde su poder (punto 2). El uso de cualquier objeto o signo bendecido
sin una intención de acercarse a la vida de Iglesia o de dejar el pecado pierde
cualquier efecto espiritual y se vuelve meramente
folklórico y decorativo.
Tercera
cosa: ciertamente los fieles pueden hacer uso del agua bendita (y otros signos)
siempre y cuando se les dé el uso adecuado y respetuoso. Por lo tanto nos
tocaría a los padres más que ser tacaños con el agua jejeje enseñar a su
correcto uso. También es más recomendable invitar al sacerdote a que el realice
la bendición.
Entonces
¿Puedo “echar agua” en mi casa sí o no?
Si se puede hacer uso por los fieles
bautizados del agua bendita, sabiendo que es una prolongación de las
bendiciones que recibe por medio de los sacramentos.
Una de las prácticas más recomendables es la de trazar la cruz en la frente con
agua para alejar tentaciones. Otra es la de la aspersión del agua en el hogar,
de nuevo como una extensión de la bendición que se recibe en el bautismo y como
extensión de la presencia de Dios en mi casa como casa de alguien que forma
parte de la Iglesia. El agua bendita también nos perdona los pecados veniales (no
todos) cuando non signamos con ella y si se usa con fe puede acompañar la
ingesta de medicinas para pedir a Dios la salud.
Como conclusión,
(lo agarro de tarea para mi) quizá al mismo tiempo que el sacerdote dé el Agua
Bendita a un fiel debiera darle una catequesis y darle por escrito las fórmulas
de oración aprobadas por la Iglesia para el uso de los fieles. Me despido
poniendo la oración aprobada para marcarse la señal de la cruz con agua
bendita:
“esta
agua bendita sea para mi salvación y vida y por medio de ella me sean
perdonados todos los pecados veniales. Amen.” †
Muy interesante padre!!
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