14 de octubre de 2014

Pecaditos “normales”

         En plática o en reconciliación al tocar el tema de los pecados, y de la necesidad de una confesión mucha gente suele excusarse usando una de una manera tan común (como si la hubieran estudiado en algún lado) frases como: “pues nomas tengo los normales”, o “los que hace todo el mundo”. Sé que habitualmente no hay maldad o falta de arrepentimiento en esas frases, pero ello no quiere decir que no nos sirvan para reflexionar y precisar algunas cosas sobre la naturaleza del pecado y el arrepentimiento.

        Primera cosa para pensar, ¿desde cuando el pecado es algo normal?, —Padre, ¿Cómo no van a ser normales si siempre los cometo? — aclaración, que algo sea habitual o estable no lo convierte en normal. Una persona paralítica o con una enfermedad prolongada sabe que su estado permanente o que al menos durará mucho en recuperar la salud, sin embargo el saber que su enfermedad es permanente en ningún momento le hace pensar que su estado sea normal; siempre lo verá como algo anormal y ajeno al estado natural del bienestar humano.


De igual manera, no hay que ver nunca como normal un estado de pecado en nuestra vida, aunque sea habitual, porque al verlo normal inconscientemente renunciamos a la esperanza de vencer las tentaciones o al tenernos que arrepentir de los pecados pues serían algo “normalito y natural”.

En Segunda, respecto a que “lo haga todo el mundo”, que algo sea común o difundido no lo hace automáticamente bueno o deseable. Por ejemplo en una epidemia o una plaga, una enfermedad se difunde por la mayoría de los individuos de una especie y la enfermedad se vuelve lo común sin ser visto como lo normal.

De hecho todo lo contrario, en una plaga o epidemia se busca a toda costa que los especímenes sanos se mantengan así, nadie piensa, bueno como toda mi cosecha tiene plaga voy a enfermar la parte que me queda de la parcela para que todas estén normales; tampoco se oye decir, como el 80% de la población tiene évola (apropósito que es noticia) vamos a infectar al otro 20% en nombre de la equidad o porque eso se ha vuelto lo normal.


Así, no porque un pecado o una falta sean socialmente tolerados, (cuando no aceptados y aplaudidos) debemos ver como natural o “entendible” que lleguemos a cometerlos. No hay de dejarse desanimar en la lucha contra alguna falta porque veamos que muchos alrededor dejaron de luchar. No veamos como normal el pecado en nuestra vida aunque en esta vida por la herida de adán sea un habitual compañero de viaje; el hombre fue creado para vivir libre de pecado y esa esperanza debemos tener, al menos en la vida eterna donde viviremos, por fin, en la libertad para la que fuimos creados. †

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