Hace días otro padre platicaba como anécdota en una reunión que
hace años le hicieron esa pregunta ¿para qué sirve un cura? Ahorrándome la respuesta
que dio el, debo confesar que, de manera positiva la pregunta me dejó dando
vueltas la cabeza. Y me llevó a una respuesta interesante.
Que celebramos sacramentos, que damos misa, que bendecimos
cosas, que echamos agua y cazamos (digo casamos) pobres individuos. Que hablamos
“bien bonito” (bueno fuera) la palabra. Muchas cosas así se pudieran decir, no
me satisficieron como respuesta. Sin hacer doctrina universal, creo que la
respuesta mejor me la dio un clavado al evangelio. Mi conclusión es que una de
las escenas que mejor puede retratar para qué sirve un cura es el encuentro
entre Jesús
y la Samaritana (Jn. 4).
Jesús
se sienta en el brocal de un pozo a esperar que los discípulos traigan algo de
comer del pueblo, mientras espera llega una mujer a llenar su cántaro y Jesús
de manera espontánea empieza con ella un diálogo. No puedo ahondar todos los
detalles, les recomiendo que lean el pasaje antes de ser posible, pero la
plática empieza algo tensa, luego la mujer va de la amargura a la esperanza en
que un día el mesías llegará y es cuando Jesús, sediento, polvoriento del
camino y desconocido para la mujer le dice “soy yo, el que habla contigo”. La mujer
no duda del encuentro, al contrario, va y anuncia su descubrimiento a todo el
pueblo.
Creo
que para esto sirve un cura, para decirle a la gente que anda en busca de Dios,
“soy yo, el que habla contigo” luego de habérseles cruzado en el camino de la
vida cotidiana. De hecho, Jesús realizó muchas de esas trasformaciones de vida
fuera de la sinagoga o el templo: pedro, Andrés, Santiago y Juan a la orilla
del lago; mateo en lo bullicioso de un puerto de mercaderes; Zaqueo al pasar
por una calle; la pecadora mientras andaba de gorrón (con cariño jejeje) en un
banquete; el Ciego a la orilla del camino; el Ladrón y el soldado en plena cruz
mientras moría y la Samaritana mientras esperaba de comer en el pozo.
Ninguno
lo andaba buscando, a todos Jesús “se
les atravesó” en el camino y en el encuentro inesperado, cuando no
inoportuno se dieron cuenta de que Él era al que hace tanto buscaban.
Para
eso servimos los curas, para andar de camino en la vida cotidiana y atravesarnos
en el camino del pecador y del que anda perdido, del que vive sin esperanza o
por pura inercia y que cuando nos manifiesten su sed de esperanza en algo
distinto les digamos en nombre de Dios como Jesús “soy yo el que habla contigo”.
Problema,
no suele funcionar cuando nos atrincheramos en un templo o en una rutina
rígida. Pidan para que un servidor (y los demás padres) sepamos salirles al
encuentro también en la cola de las tortillas, en la parada del camión, en la
fila del banco o del súper, en el consultorio o en la pachanga del vecino.
Jesús logro sus mejores conversiones cuando andaba “de camino” allí es donde también
nosotros las conseguiremos y “serviremos
para algo”
RELEI ESTE ARTICULO Y ME DA RESPUESTAS COMO PAPA DEW UN CURA,
ResponderEliminarME EMOCIONA HASTA LAS LAGRIMAS SABER LA PROFUNDIDAD DE TU DECISION DE SER CURA Y LA GRANDEZA DE TU ALMA PARA ENTREGAR TU VIDA, ; GASTARLA ; EN ESA MISIÓN VOCACIONAL DEL SACERDOCIO