12 de octubre de 2014

¿Para qué sirve un Cura?


        Hace días otro padre platicaba como anécdota en una reunión que hace años le hicieron esa pregunta ¿para qué sirve un cura? Ahorrándome la respuesta que dio el, debo confesar que, de manera positiva la pregunta me dejó dando vueltas la cabeza. Y me llevó a una respuesta interesante.

        Que celebramos sacramentos, que damos misa, que bendecimos cosas, que echamos agua y cazamos (digo casamos) pobres individuos. Que hablamos “bien bonito” (bueno fuera) la palabra. Muchas cosas así se pudieran decir, no me satisficieron como respuesta. Sin hacer doctrina universal, creo que la respuesta mejor me la dio un clavado al evangelio. Mi conclusión es que una de las escenas que mejor puede retratar para qué sirve un cura es el encuentro entre Jesús y la Samaritana (Jn. 4).


Jesús se sienta en el brocal de un pozo a esperar que los discípulos traigan algo de comer del pueblo, mientras espera llega una mujer a llenar su cántaro y Jesús de manera espontánea empieza con ella un diálogo. No puedo ahondar todos los detalles, les recomiendo que lean el pasaje antes de ser posible, pero la plática empieza algo tensa, luego la mujer va de la amargura a la esperanza en que un día el mesías llegará y es cuando Jesús, sediento, polvoriento del camino y desconocido para la mujer le dice “soy yo, el que habla contigo”. La mujer no duda del encuentro, al contrario, va y anuncia su descubrimiento a todo el pueblo.

Creo que para esto sirve un cura, para decirle a la gente que anda en busca de Dios, “soy yo, el que habla contigo” luego de habérseles cruzado en el camino de la vida cotidiana. De hecho, Jesús realizó muchas de esas trasformaciones de vida fuera de la sinagoga o el templo: pedro, Andrés, Santiago y Juan a la orilla del lago; mateo en lo bullicioso de un puerto de mercaderes; Zaqueo al pasar por una calle; la pecadora mientras andaba de gorrón (con cariño jejeje) en un banquete; el Ciego a la orilla del camino; el Ladrón y el soldado en plena cruz mientras moría y la Samaritana mientras esperaba de comer en el pozo.

Ninguno lo andaba buscando, a todos Jesús “se les atravesó” en el camino y en el encuentro inesperado, cuando no inoportuno se dieron cuenta de que Él era al que hace tanto buscaban.

Para eso servimos los curas, para andar de camino en la vida cotidiana y atravesarnos en el camino del pecador y del que anda perdido, del que vive sin esperanza o por pura inercia y que cuando nos manifiesten su sed de esperanza en algo distinto les digamos en nombre de Dios como Jesús “soy yo el que habla contigo”.


Problema, no suele funcionar cuando nos atrincheramos en un templo o en una rutina rígida. Pidan para que un servidor (y los demás padres) sepamos salirles al encuentro también en la cola de las tortillas, en la parada del camión, en la fila del banco o del súper, en el consultorio o en la pachanga del vecino. Jesús logro sus mejores conversiones cuando andaba “de camino” allí es donde también nosotros las conseguiremos y “serviremos para algo”

Manifestante se arrodilla delante de un sacerdote ortodoxo
 en las protestas de Kiev, Ucrania

1 comentario:

  1. RELEI ESTE ARTICULO Y ME DA RESPUESTAS COMO PAPA DEW UN CURA,
    ME EMOCIONA HASTA LAS LAGRIMAS SABER LA PROFUNDIDAD DE TU DECISION DE SER CURA Y LA GRANDEZA DE TU ALMA PARA ENTREGAR TU VIDA, ; GASTARLA ; EN ESA MISIÓN VOCACIONAL DEL SACERDOCIO

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