Bueno
ya estamos en Cuaresma, y han sido la naturaleza y los niños (para variar) los
que me han regalado los mejores momentos en estos días. El día antes del
miércoles de ceniza me tocó misa en Villareal, después de misa como le había
prometido a los niños me llevé 3 arcos y un puño de flechas para jugar. Como
allá el terreno es abundante y espacioso después de misa nos pusimos a tirar
flechas al aire por el placer de verlas volar alto y el que ganaba la que caía
tenía derecho al siguiente disparo. Sin embargo hubo un momento tipo “american
express”, pasó una garza volando bajo, a distancia de disparo de los arcos y yo
grité ¡Una garza! Y acto seguido toda la panda de pequeños salvajes se lanzaron
a correr detrás de ella lanzando flechazos y gritando de la emoción de
corretear a la garza jajajajajaja. Arco y Flechas… 80$, gasolina hasta el
ejido… 50$, ser jefe de una tribu aborigen por 5 minutos… no tiene precio.
El
miércoles de ceniza trascurrió sin novedades, muchas celebraciones, una prédica
especial para aquellos que sólo ese día del año se paran al templo y dejar que
las tripas rujan mientras dura el ayuno. Mis chamacos de arcoíris me han dado
que hacer, últimamente les ha agarrado la costumbre de confesarse los sábados
mientras ambientan en el grupo, lo cual es bueno, que no esperen al domingo
sino que se acerquen cuando sienten la necesidad.
También
tuvimos la fiesta del amor y la amistad en la parroquia, no fue mi día, perdí
en los concursos, me caí en los gallitos y me reventaron mi globo, en las
sillitas me ganaron el jalón y casi rompo la silla y en el concurso de baile mi
compañera se cansó y tuve que retirarme. Lo bueno es que me regalaron montones
de chocolate y brochetas de dulce. Como 14 de febrero cayó luego de miércoles
de ceniza y no podía comer todo le di buen uso, casi todos los dulces los usé
como bolo con los jóvenes divirtiéndome de ver cómo se atacaban entre ellos por
ganarlos jajajaja.
Por
último, este sábado, la parroquia se vio invadida por una manada de vacas, lo
digo perfectamente en serio, estaba en mi cuarto leyendo cuando oí sonidos
extraños como berridos, no creía pero después de oírlo 3 veces abrí la ventada
de mi cuarto y una vaca estaba en la ventana, me asusté y me reí, y salí a
sacarlas del patio de atrás. Al salir vi que eran 4 las vacas, las espanté y
las saque del patio de la casa hacia el patio exterior correteándolas y
gritando ¡Acas! Ante la mirada de los jóvenes. Habiéndome deshecho del ganado
invasor me dediqué a atender el ganado local, pues los jóvenes quisieron
confesarse y duré rato pues eran algunos.
Tengan
buena semana y pidan por nosotros que ya viene el tiempo de más trabajo en las
parroquias, Dios los bendiga. †
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