Creo que con los dichos acontecimientos del 11 de febrero son
necesarias unas palabritas respecto al tema. Primero que nada advertir a los
creyentes que abundarán las teorías más ridículas y fantasiosas, pues el odio,
la soberbia y la ignorancia juntos, suelen tener muy abundante (no buena) imaginación.
Hay que saber leer los acontecimientos de la historia entre líneas y en su contexto
para no perdernos en el mar de chismes. Primero, si el espíritu santo mantiene
adelante a la Iglesia y no la abandona cuando los papas mueren, ¿por qué abra
de abandonarla cuando el Papa vive todavía?. Segundo, El Papa seguramente no ha
tomado esta decisión, porque le vino la idea hace unos días, lo debe haber
pensado mucho y preparado a la Iglesia para ello; no por nada ha convocado a -año
de la Fe-, precisamente ahora que las mentiras y los chismes llueven sobre la
verdad de la Iglesia como una tormenta.
Por otro lado hago memoria y un poco de investigación, el
papa Benedicto XVI no es el primero en abdicar (esa es la palabra correcta), ha
habido 6 antes y curiosamente tres de estos son santos y dos mártires. Lo interesante
es conocer los motivos por los que han abdicado y no asustarse de que el papa “renuncia”.
En
los 5 primeros siglos de cristianismo, San
Clemente (s.I), San Ponciano (s.
II) y San Silverio (s.V), abdicaron
cuando fueron mandados al destierro pues ellos mismos dijeron que desde
el destierro no podían guiar adecuadamente la barca de Pedro y dejaron la sede para el siguiente
sucesor de Pedro.
Benedicto IX (s.
XI) desde joven fue impuesto en la sede de pedro por presiones política, después
de eventos que no tengo espacio para relatar, abdicó para que las fuerzas políticas
que lo impusieron perdieran poder y no siguieran dañando a la Iglesia. En
mi opinión una acción más valiente y difícil que seguir delante de la barca
pero dañándola.
San Celestino
V (s. XIII), era monje eremita (viven en soledad y penitencia perpetua),
elegido papa después de un cónclave de más de 2 años donde facciones políticas (no
siempre cardenales) no se ponían de acuerdo. Lo eligen para ser un papa “manejable”,
al darse cuenta de la intención de estos y de que carecía, por su vida
de monje, de las cualidades para sortear intrigas políticas abdica y
regresa a su vida de soledad. Lo sucede Bonifacio VIII, luego de un cónclave de
un día, un gran papa que tuvo las dotes para guiar a la Iglesia en un periodo
sumamente complicado, comparto además que su vida me apasiona, confieso que su tumba
fue la única de roma que me hizo derramar lágrimas por un papado tan
complicado.
Gregorio XII (s.
XV), papa del periodo del cisma de occidente, época donde coexistieron a la vez
3 papas, los otros 2 ilegítimos (quieren conocer la historia, investiguen). Era
el único de los 3 que tenía derecho legítimo a ser Papa, el único que no estaba
obligado a renunciar a la silla de Pedro, y a su vez el único que estuvo
dispuesto a ceder a sus “derechos” por el bien de la Iglesia. Abdica y
los antipapas son destituidos, con ello dio fin al cisma de occidente y salvó a
la Iglesia de dividirse internamente. Nos enseña que primero está el bien de la
Iglesia que los planes personales.
Benedicto XVI (s.XXI)
el Papa ha presentado sus motivos y no es mi deber ni incumbencia discutirlos o
contradecirlos, pero he visto que todos los Papas que lo han hecho, lo han
hecho viendo al mayor bien de la Iglesia, y que esto no les privó ni de la
santidad, ni del regalo del martirio. Oremos por el Papa, seamos fieles a la
Iglesia y desoigamos la lluvia de “opiniones” de gente sin fe, sea o no “de
Iglesia”
Por último, para los que somos muy prontos para emitir
juicios, una comparación entre San Celestino V y la situación actual. Celestino
fue contemporáneo de Dante (casualmente hace una semana leí la divina comedia)
y Dante lo coloca en el infierno de los faltos de carácter, los, palabras de
Dante, “inútiles y neutrales”, todo esto por haber abdicado a la sede. Sin embargo
la historia y la Iglesia lo colocan entre los santos y el tiempo deja ver que
su decisión, a la larga, favoreció a la Iglesia.
Así que no queramos tomar juicios
adelantados; el tiempo y la Iglesia darán su razón, cuando nuestros “pareceres”
y críticas se hayan enfriado, confiemos en el Santo Padre, que no olvidemos que
brilla por su inteligencia y que esta no le ha abandonado. Por los que lo
critiquen, tengan paciencia dicen por allí: “la Iglesia celebra el funeral de
todos los que la daban por muerta”, jajajajaja hasta pronto. †
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