Acabamos de
pasar el trajineo de la semana santa y hace bastante tiempo la verdad ya que no comparto aventuras, no es que no me hayan pasado. La Semana Santa pasó sin
grandes dificultades, como siempre imprevistos pero con muchas alegrías. En dos
comunidades tuve de nuevo el gusto de hacer la procesión de domingo de ramos montado
en burro (no sé si haya sido gusto para los burros para ser sincero jajajaja).
Disfruté también
de las procesiones, sobretodo en el ejido saltillo, el viernes la procesión del
silencio, con una camilla en hombros donde llevábamos a Jesús por el ejido, de
hecho hasta pasamos por la junta de mejoras (el lugar donde se vende cerveza en
el pueblo) y fue ganancia que algunos de los presentes se quitaran el sombrero.
El Sábado en el “Via Matrix” Doña Lupe siempre me pone al borde de las lágrimas
con sus cantos, que huelen a dolor y nostalgia y que se ve que fueron
precisamente hechos para cantarse sin instrumentos y en días de luto; deseo que
me los enseñe un día, es una herencia que no debe perderse.
Además para el
Viacrucis del Ej. Nuevo León me tomé la pequeña (y divertida) molestia de hacer
las armaduras, las lanzas y las espadas yo mismo; con los materiales adecuados
metal, cuero y tela acolchada; no tuve la oportunidad de estar en el Viacrucis
y verlos en acción, pero el placer de haber fabricado todo con detalle,
especialmente ensamblar las placas de la armadura ya me da por bien servido.
La bicicleta
ya se volvió mi transporte habitual en el ejido y mi corneta es reconocida
jajajaja, me dicen —Padre pasó por mi casa en la tarde ¿verdad? —, — ¿si por?—,
—Oímos la corneta—. Me ayuda, en la camioneta generalmente ando más a prisa y con música y en la bicicleta ando más
tranquilo, me doy tiempo para pararme a saludar gente y escucho el sonido del
viento jajajaja ya me puse poético. Sólo me falta llevar la unción de los
enfermos en bicicleta jajaja.
Este tiempo me
da mucha nostalgia aquí en el valle, el Señor Resucita y al mismo tiempo el
trigo está madurando, los granados reverdecen de un día para otro y los
ciruelos dejan las flores para llenar de hojas rojas, anuncio de los frutos ya
cercanos; siento como si todo dijera, ¡Resucité! y la naturaleza contestara, ¡es
tiempo de dar fruto!.
No sé si es el
tiempo o que le he tomado demasiado cariño al valle, pero estos días me ponen
sentimental y todo me recuerda simbología cristiana ya olvidada. En la semana
he visto 4 serpientes muertas en el camino, —están huyendo del resucitado—,
diría yo jajajaja. Además las codornices ya andan por las parcelas con sus
crías, siguiendo a su madres (para que
entiendan, una tradición antigua dice que la codorniz tiene la capacidad de
distinguir los trinos de su madre de entre todas las otras codornices). El Viento
no ha dejado de soplar de hace días, ¿será el espíritu santo que viene?, me di
el gusto de tomar una tetera completa de té en el porche viendo soplar el
viento. También está semana me di el gusto de dormir un rato acostado en una
banca del parque del pueblo disfrutando de los pájaros cantando. Para despedida
también en estos días, gracias al clima, disfruté de cantar pedazos de las
óperas Nabucco y la Traviatta mientras andaba en la
bicicleta.
Esos son los
pequeños placeres que me he estado dando en estos días de Pascua, cuando
quieran los invito a compartir un día de esos en el ejido (nomas de sea lunes
jejejejeje)†
hola... estamos viendo y leyendo tu blog..tu tia
ResponderEliminaradelina (que soy la que estoy escribiendo) en casa de Rosana tambien, Laura, Beatriz y Angelina (tias y abuelita)....Diego primo...saludos
Mi tia batallo mucho para escribir, te manda muchos saludos.
ResponderEliminargracias por el saludos... un saludo a todos también y felicidades a mi tia Rosana que cumplió hace unos días y a mi tia Adelina que creo no hace mucho también cumplió años
EliminarMuy padre tu blog!... me edifica mucho leerlo. Saludos soy Javier Mtz!
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