Quiero
dar gracias a Dios y a todos los que les alegra mi ministerio sacerdotal por
estos seis años de ministerio sacerdotal. El quinto aniversario no escribí nada
acerca de mi aniversario, creo, como que según la costumbre que ya es habitual
en mí, me lo he comido.
Quiero,
una y otra y otra y otra vez dar gracias a Dios por todas las grandezas (y caprichos)
que me ha concedido a lo largo de mi vida sacerdotal. Súplicas que Dios me ha concedido
a manos llenas: le pedí poder vivir intensamente las obras de misericordia y en
el apostolado con los migrantes me ha permitido hacerlo a manos llenas, muy por
encima de lo que humanamente hubiera jamás imaginado. Dios no ha permitido que
se me escape una sola de las catorce, eso sólo basta para estarle profundamente
agradecido y en deuda. La segunda (parece rara pero la necesitaba) era
convencerme de que existía la maldad profunda en algunos corazones, esa maldad
de hueso colorado, rancia y consagrada al enemigo; “desgraciadamente” también esta suplica me la ha concedido, y perfectamente convencido de que existen corazones
malvados me siento obligado a luchar por acercar a otros al bien, por convertirme
constantemente, me ha hecho consiente de que es Caridad profundad ante todas
deshierbar los corazones de lo que puede crecer en veneno profundo. En simple,
el convencerme de la seriedad de los malvados me ha hecho tomarme más en serio
el sembrar la bondad y la conversión.
Caprichos
que le agradezco profundamente: primero, le pedí en una de mis (inusuales)
arranques de locura que quería una experiencia
en un campo de refugiados, por ejemplo, en africa; quería vivir de
primera mano una de esas “perifecias existenciales” de las que habla el papa. Toma!!
Dos meses después empiezan a llegar haitianos a Mexicali y, en la bola por la
pastoral de migrantes, me tocó atender a los refugiados. Una experiencia muy
hermosa y muy exigente; Dios me permitió usar en estos meses la seriedad que había
ahorrado toda la vida jajajajajaja.
El
segundo capricho, fue el pedirle tener un ejemplar de una de las biblias más
escasas y hermosas que hay en español, una traducción de Juan Strubinger, en
general ya se considera aun como simple libro, ejemplar de coleccionista. Meses
despues la encontré (mas bien ella me encontró a mi) en nogales, cayo sola en
mis manos en un taller de migrantes sin saber que era esa biblia y al leerla
sentí que era distinta; para mi sorpresa al ver las primeras páginas descubrí
el tesoro que había caído en mis manos. La pedí “regalada” o que le pusieran “precio”,
la hermana que me la vendió le puso el precio más caro y hermoso que jamás
podré pagar (otro día cuento esa historia). La he apodado, no sin verdad “la
biblia más cara del mundo” y el Cobrador de la deuda se ha encargado de que no
deje de abonarle. Agradezco a Dios por ese tesoro que ha sido esa biblia para
mi vida y con gusto le sigo pagando el precio que me puso la hermana.
El
último regalo que Dios me ha hecho este año es el permiso del Cardenal Sarah
para celebrar misa “ad orientem” (de espaldas al pueblo). Lo inicié por
curiosidad, pero esa misa me enganchó y me enamoró, la celebro todos los
martes. Me ha enamorado más de la eucaristía y del misterio sobrenatural de la liturgia;
verdaderamente su cadencia inicia de mi indignidad humana y termina en la
grandeza divina de Jesús y su Iglesia.
Ayer
mi comunidad me festejó, mi mamá me acompañó también, Dios me regaló, como en
toda pachanga, pecadores arrepentidos que me pidieron confesión a media fiesta
y que con gusto perdoné. Me hizo descubrir que necesitaba pedirle un capricho
más que es necesario para seguir construyendo su reino. A su tiempo se los compartiré.
Cuál
es el resumen de este año, Dios me ha hecho sentir pequeño, indigno como nunca;
pero a la vez me ha hecho sentir lo “en serio” que me toma y eso me llena de
gratitud y de temor. Creo que Dios me pedirá que siga tomándome a la ligera
muchas cosas y que “ahorre seriedad” porque de verdad habrá “pequeñas” cosas en
las que necesitará toda la seriedad de la que sea capaz y si Dios quiere toda
la cruz de que sea capaz. Hasta pronto. †
Muchísimas Felicidades Álvaro que Dios te siga bendiciendo de esa forma y te permita llevar su mensaje a muchos más corazones :) te recordamos con mucho cariño amigo, a ti y tu familia un abrazote!!! Y que cumplas muchos más!!! Atte. Adriana Ramos
ResponderEliminarMuchas felicidades Álvaro, puedo recordar llegando caminando al colegio cuando apenas eramos unos jovenes, y en mi corazón grabado el gran ser humano que eres. Yo agradezco a Dios tu vocación y persona. Un abrazo con cariño para ti y tu familia. Te quiero. Patty Zazueta!♡
ResponderEliminarMuchas felicidades Padre, que sean muchos años más de sacerdocio, celebro la bendición de conocerte.
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