El tiempo que Dios me regaló en el
Ej. Nuevo León ha sido uno de los más felices y plenos de mi vida. Llegué con 4
meses de ordenado, me voy con poco más de 3 años de vida sacerdotal y de verdad
puedo decir que es con esta comunidad donde he ido aprendiendo a ser sacerdote.
Los siento como mi familia, a las doce comunidades, como si fueran doce hijos,
pero además, siento que esos tres años fueron eternos. Siento como si hubiera
pasado toda la vida en el valle, el cariño d la gente me hizo sentirme así. Agradezco
a Dios por todos esos momentos tan hermosos que me regalaron.
Extrañaré esa vida a la vez movida y
tranquila. Es una comunidad grande, atendíamos semanalmente las doce
comunidades, los grupos que no eran pocos, confesiones a tiempo y destiempo,
difuntos a tiempo y destiempo; la escuela bíblica, los jóvenes con los que
dedique tiempo, esfuerzo y canas jajajaj. Pero al mismo tiempo en medio del
torbellino de apostolado había tiempo para andar en bicicleta, disfrutar de ver
atardeceres sobre los trigales, convivir con los muchachos, pintar, dibujar,
leer, escribir.
Puedo sintetizar en que para mí esa
comunidad fue un pedazo de paraíso donde el Señor, quisiera o no, me tuvo a
flor de piel el evangelio con muchos detalles que esperó algún día darme el
tiempo de escribir con detalle.
Me han llamado a servir a otra
comunidad y si bien no puedo traerme todo el Paraíso de Nuevo León; el Señor
Obispo nos ha cambiado Juntos al Padre Juan y a un servidor seguimos siendo párroco y vicario, así que
teniendo a Padre de párroco puedo decir que me traje medio Paraíso conmigo. La
otra mitad la construiremos, con la gracia de Dios, en la comunidad, les pido
oraciones para que lo logremos.
Cierro el artículo con un poema que
escribí hace mucho pero que viene bien para la ocasión:
¿Me
amas más que estos?
alza
las manos y deja que te ate
anda
a donde quiera yo,
deja
que tus pasos yo dirija:
deja
tus planes, no me tengas miedo.
¿Me
amas más que estos?
deja
de ir a dónde quieres,
toma
la senda que te indique.
aunque
seas cano y sabio deja que yo elija:
deja
tus planes, no me tengas miedo.
¿Me
amas más que estos?
deja
tu oficio y herramientas,
gusto
más de las manos vacías
y los
pies dispuestos,
alza
las manos, deja que te ciña:
deja
tus riquezas, no me tengas miedo.
Sin
orgullo, sin planes,
sin
riquezas y sin miedo,
con
las manos limpias y los pies dispuestos;
sé
que hoy no entiendes más confía:
¿Me
amas más que estos? Sígueme.
A poco no me extraña:( ?
ResponderEliminarclaro que si, a mi tambien me hace falta tenerlos cerca, aunque esten feos
ResponderEliminarjajaja, no estamos Feos
ResponderEliminarQué bonito poema!!!
ResponderEliminarEspero que ya no extrañe tanto su paraíso.
Saludos!