25 de septiembre de 2014

¡Hasta siempre Paraíso!

Tengo tiempo retrasando este artículo no por tristeza sino por simple cariño y nostalgia. Hace unos meses el Sr. Obispo me pidió servir en otra comunidad, la parroquia de la Sagrada Familia en Mexicali, ya tengo unas semanas en ella pero eso lo tocaré otro día, ahorita quiero hablar respecto al Sr. De la Misericordia.

El tiempo que Dios me regaló en el Ej. Nuevo León ha sido uno de los más felices y plenos de mi vida. Llegué con 4 meses de ordenado, me voy con poco más de 3 años de vida sacerdotal y de verdad puedo decir que es con esta comunidad donde he ido aprendiendo a ser sacerdote. Los siento como mi familia, a las doce comunidades, como si fueran doce hijos, pero además, siento que esos tres años fueron eternos. Siento como si hubiera pasado toda la vida en el valle, el cariño d la gente me hizo sentirme así. Agradezco a Dios por todos esos momentos tan hermosos que me regalaron.

Extrañaré esa vida a la vez movida y tranquila. Es una comunidad grande, atendíamos semanalmente las doce comunidades, los grupos que no eran pocos, confesiones a tiempo y destiempo, difuntos a tiempo y destiempo; la escuela bíblica, los jóvenes con los que dedique tiempo, esfuerzo y canas jajajaj. Pero al mismo tiempo en medio del torbellino de apostolado había tiempo para andar en bicicleta, disfrutar de ver atardeceres sobre los trigales, convivir con los muchachos, pintar, dibujar, leer, escribir.

Puedo sintetizar en que para mí esa comunidad fue un pedazo de paraíso donde el Señor, quisiera o no, me tuvo a flor de piel el evangelio con muchos detalles que esperó algún día darme el tiempo de escribir con detalle.

Me han llamado a servir a otra comunidad y si bien no puedo traerme todo el Paraíso de Nuevo León; el Señor Obispo nos ha cambiado Juntos al Padre Juan y a un servidor  seguimos siendo párroco y vicario, así que teniendo a Padre de párroco puedo decir que me traje medio Paraíso conmigo. La otra mitad la construiremos, con la gracia de Dios, en la comunidad, les pido oraciones para que lo logremos.

Cierro el artículo con un poema que escribí hace mucho pero que viene bien para la ocasión:

¿Me amas más que estos?
alza las manos y deja que te ate
anda a donde quiera yo,
deja que tus pasos yo dirija:
deja tus planes, no me tengas miedo.

¿Me amas más que estos?
deja de ir a dónde quieres,
toma la senda que te indique.
aunque seas cano y sabio deja que yo elija:
deja tus planes, no me tengas miedo.

¿Me amas más que estos?
deja tu oficio y herramientas,
gusto más de las manos vacías
y los pies dispuestos,
alza las manos, deja que te ciña:
deja tus riquezas, no me tengas miedo.

Sin orgullo, sin planes,
sin riquezas y sin miedo,
con las manos limpias y los pies dispuestos;
sé que hoy no entiendes más confía:
¿Me amas más que estos? Sígueme.

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