Nota: Antes que nada hay que hacer una
advertencia, lo que busco en el articulo no es desacreditar ningún santo, sino
las maneras erróneas de relacionarnos con ellos y de orarles.
Sin duda una de las devociones más
profundas y arraigadas en la tradición de los fieles católicos es la de la
intercesión de los Santos, que suele siempre manifestarse en la confianza o
relación especial con algún santo que nos inspira fe, confianza o ejemplo de
una manera especial. Sin embargo como toda relación de amistad y confianza no
está exenta en ocasiones de caer en errores o vicios. Por eso enumerare
distintos tipos de manera de relacionarse con los santos que iluminan como
debemos o no debemos dirigirnos a ellos.
El primer ejemplar que podemos
encontrar, y creo también tristemente el mas abundante es el de la Fe Mágica, este tipo de personas suelen
recurrir a los santos solo para obtener favores o milagros, que si una
enfermedad, trabajo, o cualquier eventualidad conde el santo como cajero
automático con una oración nos soluciona toda la vida y nos realiza todos los
milagros necesarios en la vida. Este tipo de creyentes suelen ser devotos de la
Virgen de Guadalupe y de San Judas Tadeo (también san Charbel les ha hecho
competencia últimamente). Pero no por una fe profunda, generalmente esta fe
suele ser hereditaria, creen porque su mama o su abuelita creía y ya; y
aborregada, creen en ellos porque son los que todos dicen que son muy
milagrosos. Sin embargo no conocen nada de la vida ni de la historia de dichos
santos, solo saben que les rezas y hacen milagros. Estos también pueden tener
fe perfectamente al santo sin creer o frecuentar nunca la Iglesia.
El segundo ejemplar suelen
caracterizarlo personas que no tienen la mínima intención de llevar una buena
vida, al contrario, la devoción a un santo les puede “bendecir” o “permitir”
las peores atrocidades porque le tienen “fe”. Aquí se hallan todos los narcos,
rateros, delincuentes (también de cuello blanco), y demás irreflexivos y ciegos
que piden a los santos “aprobación” para sus atrocidades, esta es la Fe de Alcahuete o de hipócrita. En esta
suelen tener seguidores de nuevo san Judas Tadeo, la Virgen de Guadalupe y
otras falsas devociones como malverde y la “santa” muerte. Siento decirles,
Dios jamás ni directamente y por santo alguno aprobara el crimen ni el daño al
prójimo.
A
estas les sigue la Fe Devota de
tantas personas que de verdad buscan a los santos como protectores e
intercesores de nuestras vidas, pero sin olvidar que la oración siempre debe ir
acompañada de nuestro esfuerzo y nuestra obras. Abarca multitud de santos,
encabezando los dos arriba mencionados también, esta fe es digna de ser
enseñada y propagada pues conserva vida la llama del espíritu y mueve a una
verdadera conversión.
Hay
todavía un cuarto ejemplar que es la Fe
Ausente, suele abundar en las generaciones mas jóvenes, en ocasiones
también el los miembros de grupos juveniles: se caracteriza por que no se le
siente apego a ningún santo en especial, se sabe que existen, los han visto
pero hasta allí. Muchos podemos hallar aquí que perseveran en algún grupo sin
frecuentar a los santos, es triste, siguen a Jesús sin admirar a los que los
siguieron antes que nosotros.
Por
último hallamos a aquellos que no tienen al santo por fábrica de milagros o
alcahuete para sus pecados, son aquellos que se admiran de los santos no por
cuantas curaciones han realizado, sino por el ejemplo que nos dan con su vida;
tratan de conocer la vida, hechos y hasta memorizan frases del santo para
inspirarse en el. Estos tienen una Fe de
Ejemplo o Admiración, con solo le tienen fe, sino que admiran al santo, no
al de yeso, sino al de carne y hueso que le costó y lucho para alcanzar la vida
de santidad. Dios nos conceda más creyentes con este tipo de fe.
Como
despedida, no busquemos a los santos como protección mágica, sino como ejemplos
en el camino que deseamos seguir, que no los admiremos por “milagrosos”. Que
nos dejemos admirar por ejemplo: de la humildad de San Francisco de Asís; la
mansedumbre de San Francisco de Sales; la amabilidad de San Juan Bosco; la
sabiduría del Cura de Ars; la pureza de Santa Clara o el buen humor del Beato
Agustín Pro.
Hasta pronto y recuerden: “Dime a que Santo le
Rezas y te diré que tipo de fe tienes” †
Faltó mencionar a San Antonio, tan venerado por las solteras y las distraídas que todo pierden ;)
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