Bueno
hace una semana que estoy de vacaciones y ya es tiempo de poner las historias o
se acumulan. Aunque prometí que lo primero que haría es ir a una carreta de
mariscos por algún motivo aún no lo he hecho, pero sigue en la lista de
prioridades. Los primeros días los he pasado entre familia, con mis papas mis
hermanas y en la catedral con los padres y recorriendo mis calles viejas.
Llegando
el primer día me fui con mi mama y mi hermana menor a los tacos dorados de
carne con papa y su consomé con chile chiltepín, una delicia no fácil de
conseguir en Mexicali. El martes fui a catedral, donde he estado celebrando la
misa de 7:00 am para no perder mis vacaciones echado en la cama y darle
prioridad al Señor en las vacaciones. He disfrutado de pequeños placeres que la
sólo el extrañar la ciudad de uno puede dar, placeres tales como viajar en un Toledo
a máxima velocidad agarrado hasta los dientes en las curvas mientras oyes unos
corridasos de Chalino Sanches. Ver como la gente se saluda en la calle y que
puedo sacarle plática a un perfecto extraño; encontrarme en la calle con los
mismos vendedores ambulantes y los mismos vagabundos amigos de siempre (descansen
en paz tarzan y superbarrio). Escuchar gente con
acento bronco y sierreño sin cansarme jajaja. Saber que Culiacán no
deja de tener algo de rancho y con media hora en las escaleras de catedral
siempre pasa un conocido; esos son los placeres que me he estado dando estos
días y el dinero no puede comprarlos.
Entre
otros buenos momentos, (los que considero señal de hacerse viejo), es visitar a
mis antiguos maestros; y platicar, platicar y platicar de todos los temas
académicos posibles, (lo siento, dentro de mi hay también una rata de
biblioteca); ya visité al Padre Agredano, mi maestro de metafísica en el
Seminario, platicamos como 3 horas sin parar partiendo de la métafísica
aristotélica y pasando por san Agustín, santo Tomás, los padres de la Iglesia,
Chesterton, Tolkien, Shakespeare, don quijote, la divina comedia, Jaques
Maritain, traducciones latinas, y los dos llegamos a la conclusión de que no
hay mejores prólogos a los libros que los de la Ed. Porrua, que no hay
filosofía más práctica que la metafísica aristotélica y que siempre veremos
como gigantes a nuestros propios maestros. El padre Agredano tiene más de 60
años sólo de sacerdote y dio clases de metafísica a más de 55 generaciones de
sacerdotes sinaloenses, por la edad y por tantos no nos recuerda a muchos, por
eso me hizo tan feliz que ese día al despedirme me preguntara mi nombre
completo dándome a entender que lo iba a guardar en la mente, quizá es tonto
pero fue algo que me hizo sumamente feliz.
También ya visité a Francisco Uribe, otro de
mis maestros de Seminario, de filosofía medieval, moderna, mexicana y oriental
nomas jajajajaja; fui a su casa y también entre libros, teólogos, santos,
historia de la Iglesia y editoriales de libros se nos fue el tiempo. Me falta
otro de mis maestros por buscar, mi maestro de secundaria de historia de del
Historia del Arte, Martín Sandoval, espero que podamos desayunar y platicar un
día de estos. Repito, siempre que vengo a Culiacán es uno de mis primeros
afanes, buscar a los maestros para darle un rato de placer a las neuronas,
señal de que uno se está haciendo viejo.
Haciendo
resumen de resumen, me fui este fin de semana a Cosalá pero no quiero alargar
el artículo, quizá eso lo ponga mañana para ordenar las fotos. En sencillo
pasee horas por los callejones, visitamos una zona de reserva de
guacamayas he hicimos la tirolesa de
cerro a cerro. Otra hermosa experiencia, pero los dejo por ahora que hay más
aventuras que me esperan. Hasta pronto. †
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